La palabra marketplace viene de la unión de dos términos en inglés: market, que significa mercado y place, que quiere decir lugar.
Por lo tanto, se puede definir como un local para hacer compras, una especie de vitrina virtual en la que los clientes pueden tener acceso a productos de diversas marcas o empresas.
La inclusión cada vez mayor de la tecnología en nuestra vida cotidiana trae cambios en la manera de relacionarnos y consumir.
Así, las posibilidades de interacción y negocios adquieren nuevas formas con las herramientas, las plataformas y los diferentes modelos de compra y venta disponibles.
Uno de los que ha alcanzado más popularidad, tanto entre emprendedores como clientes es el marketplace.
Si nunca has escuchado hablar sobre este tema, no te preocupes. El concepto viene de un modelo ya muy familiar que observamos en las ferias, los mercados o centros comerciales.
Y ahora llegó al comercio digital, convirtiéndose en una herramienta que le viene como anillo al dedo al mundo de los negocios online.
Considerando el universo del comercio electrónico, este modelo funciona como un portal de ecommerce colaborativo. Pero hay una diferencia entre ellos.
El ecommerce es una tienda virtual que vende los productos de una determinada marca o empresa. Utiliza el concepto B2C, o sea, Bussiness to Consumer, que relaciona directamente al cliente con la empresa.
Ya el marketplace reúne varias empresas en una misma plataforma. Para que entiendas mejor, imagínate un centro comercial, pero virtual.
El cliente tiene acceso a un catálogo diverso y hace su compra a través del marketplace, pero este no es el responsable por su envío o garantía. Esto es responsabilidad de cada marca.
Así, hay una interacción entre el cliente y la empresa en el momento de la compra, y también entre las empresas y la plataforma. Lo que sería una combinación del Bussines to Bussiness y el Bussiness to Consumer o B2B2C.